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Milano llama, Hackmeeting responde. Hace once años ya las comunidades digitales
de toda Italia se encontraron en el centro social CPA Firenze Sud. Hace diez
años, la experiencia se repitió en Milano.

Desde entonces cada años, hackers, "manitas", "hácaros", curiosos, militantes,
activistas y un largo etcétera se han encontrado para hablar de todo lo que
sucedía a su alrededor y para demostrar con hechos que cualquier dispositivo
(del computador a los media) puede ser manipulado y transformado en algo
diferente, mejor y sobretodo libre de lógicas jerárquicas y de poder.

Ahora el hackmeeting vuelve a Milano.

Los hackers esta vez se las tendrán que ver con una ciudad irreconocible, sorda
a los gritos de los que viven y muda frente a los problemas de aquellos que la
querrían algo más humana. Una ciudad en la cual observamos que la única economía
posible es aquella de la especulación inmobiliaria, de las "ofertas especiales",
del miedo y del control.

Los mass media y las revistas en papel satinado continuan intentando impulsar
una imagen brillante de la ciudad, debajo de la cual se esconden los habituales
intrigantes en busca de dinero fácil, sheriffs que usan la porra demasiado a
menudo, sacerdotes arrogantes, todas figuras que consideran a los ciudadanos de
Milano como gigantescos monederos a exprimir. Milano ha sido en los últimos
veinte años la fortaleza de la derecha italiana, el lugar en el que mostrar a
todo el mundo lo que alguno querría para todos. Una república virtual fundada
sobre el miedo, controlada a vista (en efectivo), espiada y patrullada sin
descanso, donde las personas son anestesiadas con la vigilancia amateur a
domicilio, mediante la ficción de los reality shows y de los informativos  entre
los cuales es dificil apreciar diferencias por mínimas que sean. Milano es la
misma perla de una Italia de la cual cada vez más personas escapan para evitar
la soledad, la total falta de perspectivas de trabajo, pero también en el ámbito
de la vivienda, de los afectos y de los momentos de socialidad. Precariedad,
neurosis institucional con la excusa de la "inseguridad", desalojo de centros
sociales y de trabajadores, patrullas ciudadanas, racismo y violencia
autoritaria.

A quien pregunte que es un hacker le responderemos con la misma respuesta de
siempre: un hacker es siempre y cada vez más todo aquel que quiera tomar el
control de su propia vida y transformarla peleándose para que se convierta en
algo mejor. Con la teconología, con la política, con la cultura, con una idea de
libertad concreta y antitética a aquella del dinero con la cual se cubre quien
nos manda (porque que nadie se haga más ilusiones de que nos gobierna). Hacker
es todo aquel que quiera salir de la lógica de sumisión y homologación impuesta
por una economía que finalmente ha mostrado su falsedad y su derrota.

A quien nos pregunte qué hacen los hacker los ilustraremos con máquinas,
software, pero también con prácticas de intercambio p2p, que van desde el
intercambio de ficheros a la producción abierta y distribuida, a la capacidad de
meter en juego, construir y imaginar economías de la abundancia.

A quien nos pregunte que quieren los hacker, les mostraremos el Babau, la imagen
que ha respondido al desalojo de Conchetta y del Archivio Primo Moroni, y a la
filosofía de la desactivación de los centros sociales, tan querida a De Corato.

 El Babau es un cortocircuito de las lógicas securitarias, un antídoto a los
venenos del sistema mediático, un viático para transformar la voluntad de
control y de represión en instrumentos todavía más libres y más irredentos. Dos
ojos amarillos y en forma de triángulo son la respuesta de los que pretenden más
cultura y menos miedo y de los que consideran la tecnología como un instrumento
de liberación y de creatividad. Una mueca acoge el Decreto Ley Sicurezza y los
intentos de transformar el compartir libremente los saberes y la libre
circulación de las personas en un infierno de condenas penales y de venganzas.

Y una boca roja con mil dientes es el hacking de la realidad que nos rodea y se
manifiesta en nuestras prácticas y en nuestro deseo de una ciudad diferente y
todavía posible.

El Babau es una máscara y una armadura, para nuestra batalla contra el miedo.
Son nuestras prácticas y el deseo de una ciudad y de un mundo que no nos haga
morir cada dia.

El Babau es el hacking de la realidad que nos rodea.

Hackers de todo el mundo, es el momento de manifestaros junto al Babau en
Milano.

Durante los días del Hackmeeting transformaremos la cerrazón en compartir, los
edificios en pantallas, el miedo en liberad, lo vertical en horizontal, lo
centralizado en distribuido, el hardware en vestidos, el código en placeres, la
música en cortocircuitos, haremos vivir access points, tuneraremos bicicletas,
nos encontraremos con gentes de todo el mundo.

Pero, por encima de todo: intercambiaremos código y fluidos.

Es el momento de HackMeeting 2009.